Redes Sociales y periodismo: La dictadura de la inmediatez
Como periodista es clave estar al tanto de lo que se cuece en las Redes Sociales. Junto con Internet son muy útiles para informarse sobre cualquier tema de actualidad y muchas veces facilitan nuestro trabajo. ¿Pero usamos esta tecnología con cabeza? ¿O nos dejamos arrastrar por una vorágine de actualizaciones y olvidamos la calidad de la información?
Según un artículo aparecido en puromarketing, la Universidad de Indiana ha llevado a cabo un estudio en el que se afirma que los periodistas consideran las Redes Sociales una herramienta laboral adicional.
De media cada periodista dedica entre treinta y sesenta minutos diarios a conectarse a plataformas como Twitter o Facebook para contrastar datos, ver de qué habla la competencia o buscar noticias de última hora.
La inmediatez es un rasgo esencial de Internet y no cabe duda de que la obtención de información a través de las Redes Sociales es más rápida que el rayo. Sin embargo, ¿es fiable? ¿Qué algo aparezca en Facebook es suficiente para darle credibilidad?
Evidentemente, para un medio de comunicación o un periodista ser el primero en ofrecer una exclusiva es muy importante. ¿Pero a qué precio? ¿Estamos dispuestos a sacrificar nuestra profesionalidad?
Asegurarse de que los datos que contiene una noticia son correctos y contrastar las fuentes es primordial aunque a veces esta tarea exija obrar con prudencia. Algunos al leer esto pensarán que no estoy al tanto de las presiones de urgencia que se sufren en un medio de comunicación pero eso no es cierto. Sí que las conozco y, además, de primera mano.
Por eso sé de lo que hablo. A ver, no se puede estar toda la mañana redactando un texto pero hacer una búsqueda en Google y visitar un par de perfiles en las Redes Sociales no es suficiente para comprobar los detalles de un hecho relevante.
Sé que los periodistas siempre tenemos que abarcar mucho en poco tiempo. Por eso las Redes Sociales han transformado nuestra profesión. Simplifican la realidad haciendo que encaje en un timeline a nuestra medida.
Me imagino a los profesionales de los medios que paseen la vista por estas líneas haciéndose la eterna pregunta ¿Y qué otra cosa podemos hacer? ¿Perder un empleo por no estar al corriente de las actualizaciones de Internet tal y como se espera de nosotros?
Por supuesto que no. Pero podemos realizar pequeños actos que dignifiquen nuestro trabajo. No es demasiado tarde para que la libreta y el bolígrafo ocupen de nuevo un lugar de honor en nuestro escritorio.
El periodismo basado sólo en el universo digital se desconecta de las preocupaciones de la audiencia. El mundo virtual está distorsionado y fragmentado ya que sólo percibimos corrientes de opinión efímeras que llegan en una explosión y desaparecen en un suspiro.
Salir a la calle, charlar con la gente o contactar con una persona de carne y hueso y no con un perfil. Estos y muchos otros pequeños gestos nos harán crecer y mejorar como comunicadores.
El copia y pega de una nota de prensa colgada en Twitter es demasiado pobre. Además, esta manía de no personalizar la información para ganar velocidad perjudica a los medios puesto que se vuelven repetitivos. Igual de repetitivos que la competencia en la que se han fijado para hacer sus artículos, eso es cierto. “Mal de muchos, consuelo de tontos” como diría el refranero popular.
Las consecuencias del abuso, que no de la utilización ocasional, de las Redes Sociales es que la actualidad se vacía de contenido. El papel de los medios como tribuna desde la que invitar al público a reflexionar se diluye hasta quedar en nada.
Quizá este periodismo exprés y a la carta tenga sus desventajas y no sea tan maravilloso. Quizá sea responsable en gran medida del descrédito de los medios de comunicación en nuestra sociedad. Así que depende de nosotros, los periodistas, hacer un uso responsable de las Redes Sociales y devolverle su antigua gloria a este magnífico trabajo.