Etiqueta: Credibilidad

Telemadrid: El descalabro de la televisión pública

Telemadrid: El descalabro de la televisión pública

Desgraciadamente muchas televisiones locales y autonómicas están de capa caída. Ya no es posible esconder la pérdida de audiencia y de credibilidad de algunos de estos medios pero si hay un caso sonado que despierte el interés de los periodistas y de la ciudadanía por igual es el de Telemadrid.
La última noticia que ha saltado a la palestra acerca de Telemadrid es llamativa pero no demasiado sorprendente: Se ha dicho que Ernesto Sáenz de Buruaga facturó unos diez millones de euros durante el tiempo en que dirigió y presentó el programa Madrid Opina.
Por supuesto el aludido ha negado esta acusación en una carta publicada en el diario El Mundo. Al margen de la pobre opinión personal que tengo de este diario en cuestión he de admitir que hasta que no se pronuncien los tribunales es injusto acusar a nadie.
Sin embargo, que la situación económica de Telemadrid dista mucho de atravesar su mejor momento es obvio para cualquiera. Y que la situación de los periodistas que trabajan en dicho medio es incierta tampoco falta a la verdad.
Para los que quieran hacerse a la idea de cómo es posible arruinar una televisión pública os dejo el entretenido pero hiriente vídeo que encabeza esta entrada. Explicar una situación catastrófica con humor a veces ayuda a hacerlo todo más llevadero.
Y sí, he dicho situación catastrófica y lo mantengo. Porque aunque no soy madrileña soy periodista y que se ponga en entredicho el buen hacer de mis compañeros por las acciones de algunos que no tienen escrúpulos es algo que me saca de quicio.
Además, lo de Telemadrid es la crónica de una muerte anunciada si me perdonáis que haga un juego de palabras con la conocida obra de Gabriel García Márquez… otra vez. En Página Rota ya he hablado sobre los sueldos desorbitados de los tertulianos de la tele, por ejemplo. ¿A quién se le ocurre que ese modelo de negocio sea sostenible?
Pero que nadie se engañe. En el vídeo de Telemadrid se critica a Dragó, a Sáenz de Buruaga e incluso a Garci pero es que ni ellos ni Esperanza Aguirre han inventado este juego. El Gobierno sea del color que sea e independientemente de las siglas bajo las que se parapete siempre presenta la información del modo que le sea más favorable.
Me hace mucha gracia el ejemplo del periodista que se niega a alterar la noticia quitando los abucheos a Aguirre. No es que no alabe esa postura pero las consecuencias de mantenerla están claras: te ponen de patitas en la calle. Y es que un ente público no escapa al hecho de que enmendarle la plana a tu jefe perjudica seriamente tu vida laboral y tu nómina.
Por si a alguno se le ha olvidado son pocos los periodistas e informadores que gozan del status de funcionario así que en la práctica trabajar en un medio público no le salva a uno de ir derechito a la cola del paro si se pone digno a la hora de mantener sus principios.
Seguro que el pelota que alteró la información de los abucheos os ha caído mal pero en la realidad esa persona tendría facturas que pagar o una familia a la que mantener. El auténtico lado oscuro es la dirección y los altos cargos del medio que son los que se embolsan las grandes sumas de dinero.
Mientras los medios y los propios periodistas que creamos sus contenidos no tengamos claro que la información es más que un negocio estoy convencida de que saldrán a la luz más casos como el de Telemadrid. La información veraz y contrastada es un derecho social y ninguna ideología hace justificable que el periodismo se parezca cada vez más a la ficción histórica.

La credibilidad del periodismo: Nuevos tiempos, viejos debates

La credibilidad del periodismo: Nuevos tiempos, viejos debates

La credibilidad del periodismo
La credibilidad del periodismo antes era mayor. Sin embargo, hubo gente que cuestionó la llegada del hombre a la luna.

Parece que los ciudadanos desconfían cada vez más de las noticias que transmiten los medios. La credibilidad del periodismo se pone en entredicho en la calle y las Redes Sociales. La gente reclama una nueva forma de tratar la actualidad pero esta discusión es tan antigua como el propio oficio de periodista. ¿Se puede informar dejando de lado los intereses propios o ajenos?
En mi opinión, uno de los motivos principales del descalabro que sufre actualmente la credibilidad del periodismo es que la sociedad en general tiene una visión romántica y distorsionada de los medios de comunicación.
Vale, muchos periodistas empezamos en esta profesión con los ojos brillantes y libreta en mano, por decirlo de algún modo, dispuestos a denunciar injusticias, sacudir conciencias y fomentar el espíritu crítico de nuestros semejantes. Ahhh… La inocencia de la juventud…
Pero sacar la tirada de un periódico o emitir un programa de radio o televisión cuesta dinero. No estoy desvelando ningún misterio. Sólo digo que la credibilidad del periodismo siempre ha sido tan frágil como una tela de araña porque las noticias cuentan una única versión de la realidad que responde a ciertos intereses económicos.
Aquí en Pagina Rota ya se ha hablado de la línea editorial de los medios de comunicación, de las presiones a las que se ve sometido el periodista en su trabajo y de cómo afecta esto a la credibilidad del periodismo. Eso ha sido así durante siglos. La pregunta es… ¿Qué ha cambiado para que la audiencia se rebele y mire con lupa las noticias que ofrecen los Mass Media?
La objetividad es un ídolo con los pies de barro. Hoy en día el mito del periodista que narra los hechos de manera aséptica y desapasionada se ha derrumbado. Las corporaciones mediáticas se han quitado la máscara de defensores de la libertad de expresión y han dado prioridad a su dimensión empresarial. Y eso es algo que la audiencia no perdona. Lo siento AEDE.
La saturación de publicidad, la ineptitud para adaptar el modelo comunicativo a los tiempos que corren y la parcialidad sin tapujos pasan factura a los medios. Si la información es un mero bien de consumo la credibilidad mediática se va a paseo. Así de simple.
¿Alguien confía en la palabra de una tele operadora que intenta venderte una línea de móvil? ¿No, verdad? En esas ofertas siempre hay gato encerrado. Ahora a la gente le pasa lo mismo con las noticias de los grandes medios.
¿Qué busca la televisión al hablar tanto de Podemos, por ejemplo? ¿Acabar con el bipartidismo o menoscabar la imagen de Pablo Iglesias y su equipo? Aunque para esto último, sólo hace falta mirar algunos problemillas con el fisco del líder de Podemos y Juan Carlos Monedero.
Además, pienso que la credibilidad del periodismo está por los suelos porque los medios de comunicación han dado excesivo protagonismo a “periodistas” y “tertulianos” que no saben juntar más de dos frases con sentido. Lo único que se les da realmente bien es chillar como en un mercadillo. ¡Puro espectáculo! ¿A quién le importan las noticias?
Por otro lado, han surgido muchas voces en el panorama informativo gracias a los medios de comunicación digitales. Y por supuesto, no me refiero a las versiones electrónicas de la vieja prensa sino a portales y blogs nacidos en este mundo virtual.
No sé si la gran mayoría de los artículos de este blog podrían publicarse en un medio tradicional. De lo que sí estoy segura es que no me corto un pelo en cada una de mis entradas. Escribo en este blog siguiendo mi propio criterio y no sufro presiones de ningún tipo para cambiar tal o cuál texto porque no estoy al servicio de nadie.
Esto mismo es lo que ocurre en otras plataformas informativas amateurs. Por lo tanto, la creciente popularidad de los medios online tiene mucho sentido en un contexto en el que las personas buscan diversidad en los contenidos para poder formarse su propia opinión acerca de los acontecimientos que les rodean.
En definitiva, la credibilidad del periodismo penderá de un hilo hasta que los medios no se den cuenta de que la sociedad no está dispuesta a seguir siendo manipulada descaradamente. Separar la información de los intereses políticos y económicos es una tarea titánica pero necesaria para recuperar la confianza del público. ¡El futuro del periodismo está en juego!